Qué es la epistaxis nasal

Qué es la epistaxis nasal y cuál es su tratamiento

Cuando uno escucha nombrar las palabras “epistaxis nasal”, suele asustarse porque no sabe bien de qué se trata. Sin embargo, es algo muy común que se produzcan estas hemorragias y, más allá de la molestia que puede generar, no acostumbra a ser un motivo de excesiva preocupación.

Según las estadísticas, más del 60% de la población general ha sufrido alguna vez un episodio de este tipo de sangrado de las fosas nasales. La mayoría de los casos son de manera espontánea, mientras que otros pueden ser provocados por traumatismos.

Si bien es algo normal, hay algunas situaciones en las que se debe prestar atención porque podría transformarse en un sangrado repetitivo y podría ser por alguna otra enfermedad que la persona está padeciendo. En esa circunstancia, hay que acudir rápidamente a un otorrinolaringólogo.

¿Qué es la epistaxis?

Lo primero que se debe informar es que este término, que tiene un origen griego y significa “fluir gota a gota”, se utiliza para llamar de una manera más formal a los casos comunes de hemorragia nasal. Es decir, tranquilos que no se trata de algún tipo de afección más severa.

Esta suele ser una de las consultas más frecuentes a los otorrinolaringólogos y suele tener dos picos de máxima incidencia entre los 15 y los 25 años y entre los 45 y los 65. Por lo general, es un proceso de fácil resolución, pero, en oportunidades, el sangrado de gran intensidad requiere la atención especializada.

Lo que lo genera es un posible daño que se puede generar en los vasos sanguíneos que existen en la nariz. Se puede deber a varios factores, como irritaciones por alergia o resfríos, por haberse sonado la nariz con mucha fuerza, al aire muy frío o seco ó por problemas más serios como la hipertensión o trastornos de la coagulación.

¿Cuál es su tratamiento?

Este proceso presenta dos fases:

  1. Inmediata: tratamiento del signo, con distintas alternativas para frenar la hemorragia, como el taponamiento anterior o posterior con gasa o algodón, Sonda Foley, manejo de presión digital, cauterización, entre otras opciones.
  2. Mediata: se trata de la búsqueda y tratamiento de la causa, mediante una rinoscopia anterior, una endoscopía nasal o una exploración de la orofaringe, por ejemplo.

¡Atención!

Afortunadamente, la mayoría de los casos se resuelven con los métodos comentados previamente. Sin embargo, existe un porcentaje menor en los que no se lo logra, por lo que estos podrían terminar necesitando de una intervención quirúrgica, donde se procede a una ligadura de vasos arteriales.

Por eso, es indispensable estar atento y, ante cualquier duda, acudir al otorrinolaringólogo.

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